los mandamientos de Dios (Ez. 11:20). Queda claro, pues, que como los problemas proceden del corazón pecaminoso (Mat. 15:19, 20), el corazón no convertido se interpone ante todo verdadero aconsejar como un factor formidable por el que no se puede pasar por encima. En la Biblia, el corazón no es el lugar de las emociones o sentimientos, como lo enseña nuestra cultura hoy día. Al contrario, en el modo de ver de la Biblia, uno piensa con el corazón, habla a sí mismo en su corazón, hace planes en el
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